La Ciudad Vacia

   Podrías haber pasado a su lado y no lo habrías visto, podría haber rozado tu hombro y apenas lo habrías notado como una leve corriente de aire. El Sr. López avanza por la vereda atestada de gente con la fluidez de alguien que puede leer el flujo del movimiento de las masas, de anticiparse, avanza vestido elegantemente de traje negro, y llevando un sombrero del mismo color, tan ajeno a las modas y costumbres de esta época y aún así nadie lo nota, él no quiere que lo noten, no quiere destacar de ninguna forma, no quiere llamar la atención, no quiere llegar tarde. En una esquina de Buenos Aires, mientras espera que el semáforo corte para cruzar la 9 de julio, un bebé lo mira desde su cochecito y se sonríe. El Sr. López se quita el sombrero y lo coloca contra su pecho mientras le hace una reverencia, también sonríe, y su sonrisa lo ilumina. Los bebés son diferentes, ellos pueden ver cosas que nosotros no podemos, y saben cosas que nosotros olvidamos. El semáforo corta y cruza la avenida. El Sr. López camina por la vereda atestada de gente, tiene un destino, se va a encontrar con alguien y no quiere llegar tarde.

   Nota del autor: como el lector ilustrado sabrá a lo largo y ancho de este mundo se hablan muchos y diversos idiomas, y claro en los planos más elevados de existencia, donde habitan los ángeles y la demás criaturas celestiales también tienen su idioma el cual alguna vez fue el único idioma que se hablaba en los albores del tiempo, y que hoy pocos pueden recordar. La siguiente conversación se produjo en aquel idioma antiguo y aunque burda e imperfecta, el que escribe hará todo lo posible para traducirla al idioma común que el lector pueda entender.

   El Sr. López llegó a un bar, en la esquina de Florida y Viamonte, Al entrar, la mesera lo noto de inmediato y espero a que se sentara para acercarse
─ Buenos días ─ Lo saludó ─ ¿Le traigo algo?
El Sr. López se quitó el sombrero y lo apoyó sobre la mesa, dejando al descubierto un cabellera gris y brillante casi plateada que no encajaba con la juventud de su rostro.
─ Sí querida, pero no todavía, estoy esperando a alguien ─ le respondió ─, pero te encargo algún diario que esté desocupado.
   La mesera levanto la vista y noto que, a pesar de que no había mucha gente esa mañana, todos los diarios estaban siendo usados, y así se lo hizo saber, junto a la promesa de que si veía que alguno se desocupaba se lo traería.

   Apenas si habían pasado algunos minutos, desde que la mesera se fuera, cuando;otra persona se paró a su lado, el Sr. López miró por sobre su hombro aunque realmente no necesitaba hacerlo, después de todo, lo estaba esperando. Enseguida se levantó y ambos se abrazaron como sólo los amigos que hace mucho no se ven pueden hacerlo, terminado el saludo, ambos se sentaron y cuando la mesera se acercó, el recién llegado pidió una lágrima y el Sr. López un café en pocillo, también le informó que los diarios seguían ocupados, y este le agradeció, pero ya había perdido todo el interés en leerlo.
─ Uriel, que alegría que pudieras venir ─ dijo López
─ Nada me hubiera impedido venir... López ─ hizo una mueca divertida con el rostro al pronunciar su nombre
─ Oh vamos, no te burles, preferiría que me llames por mi nombre.
─ Bien bien, si es lo que querés, Miguel, pero tenes que admitir que tu gusto para elegir nombres no es muy original
─ Es un nombre perfecto, es simple, elegante, y por sobre todo hay tantos, que nadie se va a detener a fijarse en un Lopez
─ O sea que querés pasar desapercibido
─ Mientras menos gente me note mejor ─ dijo esto mientras llamaba a la mesera para que les tomara el pedido.
Un pequeño silencio se apoderó de la mesa, luego de que Miguel pidiera un café en pocillo chico, y Uriel un cortado, Miguel volvió a hablar
─ ¿Supiste algo de El? - Uriel negó con la cabeza
─ Lo último que supe es que seguía encerrado en sus estancias, y que la ciudad de plata está totalmente desierta.
─ ¿No queda nadie?
─ Los querubines fueron los últimos en irse. Incluso Leliel se fue ─ Miguel lo miró sorprendido
─ ¿Leliel? ¿y que paso con el Cuarto de Gaff?
─ Me dijo que, cuando encontrara un lugar tranquilo para vivir iba a acondicionar una habitación de su casa para conectarlo.
─ O sea, que a pesar de todo piensa seguir cumpliendo sus funciones.
─ Ya lo conoces, además, su función es demasiado importante, no la puede dejar así como así ─ Miguel no respondió, el hecho de que ellos la hayan podido dejar sin mirar atrás lo decía todo.
   Uriel desvió la mirada hacia la calle y sus pensamientos se perdieron entre la masa de gente que iba y venía
─ A veces me pregunto si estará vivo.
─ Si, todavía vive - Uriel lo miró inquisitivo
─ ¿Seguro? ¿Como es que....?
─ ¿Lo se?... Lucifer
─ El adversario?!! ─ Uriel pareció ponerse en guardia
─ Vamos Uriel, No hace falta que uses ese tono, vos estuviste ese día, sabes cómo pasó, y aparte EL nos lo explico.
─ No es lo que hizo en los albores del tiempo lo que hace que me ponga así, si no todo lo que hizo después. Pero supongo que tenes razón, aunque son tantos milenios tratando el tema de de esa forma que se vuelve costumbre.
─ Si, te entiendo, a mi también me costó quitarme ese hábito al principio.
─ ¿Y como fue, pasabas por el infierno, viste luz y pasaste? ─ Miguel se echó a reír
─ No, hace mucho que Lucifer abandonó el infierno y se vino a la tierra... ¿no te enteraste que estuvo cerrado un tiempo hasta que hasta que encontró a alguien que se hiciera cargo?[1]
─ Si, ahora que lo decís, escuche algunos rumores, pero no les di mucho crédito, pero ¿como es posible?¿simplemente se fue como si nada?
─ Si queres, yo te lo puedo explicar ─ Dijo una voz por detrás de Uriel
─ Y hablando del diablo ─ Dijo Miguel
   Uriel se levantó de golpe y se giró para ver a quien había hablado, sobresaltado por el hecho de que alguien pudiera acercarse sin que él lo notara, tal fue su reacción que hubiera tirado mesas y sillas a su alrededor al extender sus alas, si no existieran reglas que las mantienen ocultas.
   Vestido de traje impecablemente blanco, la figura que había hablado estaba parada apenas unos centímetros detrás de donde Uriel estaba sentado, con las manos en los bolsillos de su pantalón, un sombrero de ala ancha cubría sus ojos, pero una amplia sonrisa burlona se dibujaba en el rostro, y Uriel hubiera reconocido esa sonrisa donde fuera
─ Uriel, por favor, no hay porque hacer una escena ─ Dijo el recién llegado ─, además estas llamado mucho la atención y tengo entendió que a nuestro amigo aquí presente no le agrada demasiado la atención. ¿Qué tal si nos sentamos?
─ Gracias Lucifer, pero que considerado ─ Le dijo Miguel en tono sarcástico
─ Lucifer pasó por al lado Uriel bajo la atenta mirada del arcángel saludo a Miguel con un ademán de la cabeza y luego se sentó al lado de éste, quitándose el sombrero y dejándolo a un lado. Uriel también se sentó, pero sin relajarse del todo.
─ Miguel, gracias por avisarme, el ver la expresión de un arcángel tomado por sorpresa, es un raro lujo que puedo darme en estos días ─ Dijo Lucifer
─ Si, gracias por avisarle ─ Replicó Uriel con obvio sarcasmo.
─ Perdón viejo amigo ─ Miguel trato de conciliarse ─ pero no estaba seguro de que vendría, y no quería alterarte demasiado.
─ Eso está muy bien, porque dejar que se me acerque por detrás no me iba a alterar en lo más mínimo ─ Uriel no disimulaba el disgusto
─ Tengo que admitir que al ver a Lucifer acercarse en puntillas, me causo bastante gracia
─ Lo que te faltaba, ponerte de acuerdo con Lucifer en sus planes
   Miguel simplemente sonrió como respuesta.
─ Bueno, que puedo decir ─ intervino Lucifer alzando las manos ─, algunos hábitos no se pierden
─ Supongo que, al menos tengo que agradecer que el hábito de clavar espada por la espalda haya sido uno de los que si perdiste.
─ Es que hoy en día es tan difícil encontrar espadas de buena calidad.
   Al terminar de decir esto la mesera se acercó a la mesa con el pedido de Miguel y Uriel y ademas tomó el pedido del recién llegado, lo cual impidió que Uriel le contestase, Lucifer los sabia, y por eso sonreía. Lucifer pidió una lágrima.
─ Ahora, para responder a tu inquietud Uriel si, simplemente me fui
─ ¿Así nada mas? Empezaste a caminar y no regresaste.
─ Bueno, así nada más no, primero liberé a todos los condenados, expulse a todos los demonios cerré todas las puertas, y finalmente le di la llave del infierno a Sueño de los Eternos [2] que casualmente había ido a visitarme, para que él decidiera que hacer con ella, y con algo de buena suerte, también le habré dado unos buenos dolores de cabeza.
─ Supongo que habrá estado muy contento - Dijo Miguel
─ Difícil saberlo, ya lo conocen, siempre con cara de serio ─ Hizo una expresión buscando imitarlo sin mucho éxito ─ Pero francamente espero que no.
─ Disculpáme ─ Continuo Uriel ─, pero sigo sin entender como. Fuiste condenado, te rebelarse contra El Nombre, deberías haberte quedado ahí hasta el fin de los tiempos.
─ No necesariamente ─ Le respondió mientras movía la mano como si fuera algo sin importancia ─, cualquiera puede abandonar el infierno si así lo desea
─ Desde que se implementó el Espejo si, pero vos fuiste condenado por EL en los albores del tiempo
─ Cierto, pero cuando el jefe modificó la naturaleza del juicio, también modificó la del castigo
─ No te creo, lo siento, pero no te creo. ¿De que sirvió mandarte junto a tus seguidores al infierno si lo podes dejar cuando quieras?
─ No es tan simple Uriel. Uno no se perdona tan fácilmente. Yo estaba consiente del plan del jefe, el porqué permitió mi alzamiento y aún así me llevo mucho tiempo tomar la decisión de que era tiempo de dejar infierno. O ¿acaso pensas que el que los lagos de azufre estén llenos y el paraíso vacío es porque yo me dedico a ir por ahí comprando almas?
─ No me extranaría
─ Déjame que te de algunas lecciones de historia arcangel.─ Lucifer se recargo sobre la mesa para bajar el volumen de su voz, pero sin dejar el tono firme.
─ Lucifer.... ─ Intervino Miguel
─ No! Dejalo que hable.
─ Un buen día nuestro padre se le ocurrió que no podía juzgar a los mortales, y cito textual "Mi propia naturaleza inmortal, y poseedora de todos los conocimientos que han existido y existirán, me impiden poder juzgar a aquellos cuya existencia está atada a la límites de este universo" y entonces la gran puerta dorada desapareció, y en su lugar apareció un inmenso espejo que refleja la vida del alma delante de él, dejando la tarea de decidir a donde ir al alma misma. El muy bastardo se quitó de encima la responsabilidad de las almas, dejó sin trabajo a Pedro y se sentó a ver lo que pasaba. Durante un tiempo fue bien, y entonces fue cuando tuvo su segunda fantástica idea, hacerse carne y bajar a la tierra poniendo en marcha los eventos que darían origen a una nueva forma de religión. Pero lo que el jefe no supo o no pudo prever es que, con el tiempo los hombres distorsionarían sus palabras hasta el punto de usar la culpa y el miedo como el eje de su fe, y para mantener a los fieles, y esto invariablemente afectaría a las almas y finalmente su decisión, provocando que hasta la más mínima ofensa fuera merecedora del infierno. Un mal comportamiento cuando chicos, un pensamiento impuro, maldecir al machacarse un dedo con un puerta, ni hablar los que profesan otras religiones y al llegar al espejo se dan cuenta que le ladraban al árbol equivocado, cualquier excusa era buena para creer que necesitaban uno o dos milenios de castigo. Esa, mi querido amigo es la razón por la cual no necesito ir por ahí comprando almas. Dios mismo se encargó de facilitarme la tarea.
   Por supuesto ambos arcángeles sabían que Lucifer tenía razón ambos habían estado allí mientras pasaba, ambos fueron testigos de como la ciudad de plata se iba quedando vacía y no podían hacer más que lamentarlo. Mientras Lucifer hablaba, la expresión en el rostro de Uriel se fue ablandando y aunque sus ojos estaban en su dirección, ya no lo estaba viendo, su mirada lo ignoraba y se perdía en el pasado lejano, Miguel se limitaba a revolver lo que quedaba en su pocillo.
─ Es por eso que el infierno rebosa de almas en busca de castigo, y es por eso que el paraíso esta cada vez mas vacío.
─ No, no es por eso que el paraíso se vacía. ─ Dijo Miguel como ausente
─ Cierto la gran depresión. Cuándo se dio cuenta lo que había hecho, Dios se encerró en sus estancias y no se ha vuelto a saber de el. Desde entonces las almas celestes han estado abandonando el paraíso. ¿Hace cuánto que te fuiste Miguel?
─ Un poco más de setecientos años creo
─ ¿Y vos Uriel? ─ Uriel se sobresaltó como si lo hubieran despertado de golpe de un sueño
─ ¿Como? ─ Miró a ambos sin saber quien le había hablado
─ ¿Que hace cuanto te fuiste de la ciudad de plata? ─ Le repitió Lucifer
─ Hacer ochenta y tres años
─ ¿En serio? ─ Lucifer parecía impresionado ─, jamas habría pensado que te hubieras ido después que Miguel, de hecho me sorprendió mucho cuando me llegó la noticia de que el mayor de los arcángeles abandonó sus deberes.
─ No había mucho que hacer. La guerras contra el infierno se habían terminado, cada vez había menos almas en la ciudad, y El Nombre no daba señales de vida, preferí irme antes de ver como se caía todo a pedazos
─ Lo cual nos lleva a la pregunta por la cual comenzamos a hablar de ti en un principio ─ Intervino Uriel recuperado algo del tono desafiante
─ ¿Cual pregunta?
─ Si Dios está vivo
─ Tu me habías dicho que estaba vivo ─ Le recordó Miguel ─, aunque nunca me dijiste como es que lo sabias
─ Porque no creo que hayas ido a su puerta a pedirle un poco de azúcar.
Lucifer lanzó una carcajada antes de responder
─ Eso sería algo extraordinario ¿verdad? No, claramente no puedo ir a corroborarlo por mi mismo, pero si conozco a alguien lo puede confirmar.
Miguel y Uriel se miraron casi con incredulidad
─ ¿Y quien podría ser ese "alguien"?─ pregunto Uriel
─ La dama Muerte [3]
Ambos arcángeles se quedaron mirándolo sin decir una palabra
─ Parece que la muerte les comió la lengua ─ Siguieron sin decir palabra alguna ─ bien, mis chistes no son lo que solía ser pero tampoco tienen porque poner esas caras─ Lucifer casi parecía ofendido al decir esto
─ Es que no imaginamos cómo puede un eterno saber algo de esto
─ Debería ser algo obvio, incluso para ti Uriel. Ella no es la diosa de la muerte, o el avatar de la muerte, es uno de los eternos y ES muerte, su representación en este universo al menos, si Dios hubiera muerto ella se lo habría llevado, y me dijo que no lo ha hecho, así que...
─ ¿Vos le preguntaste?
─ De vez en cuando pasa por mi club, a veces por trabajo, a veces sólo por pasar, y si puedo hablo con ella y ante la misma pregunta que hiciste ─ Y apunto a Uriel con la cucharita ─, me dijo que no se lo había llevado
─ ¿Y porque cree ella que está por encima del creador como para pensar que puede llevárselo?
─ Uriel, no voy a ponerme a discutir con vos sobre los fundamentos del universo, además no es como su hermano/hermana Deseo [4]
─ He tratado algunas veces con ella ─ Intervino Miguel ─, y tampoco me parece que hable por hablar.
─ Entonces ¿vos les crees Miguel?
─ No tengo motivos para no hacerlo
─ Bien ─ dijo Uriel resignado ─ está vivo, y si esta vivo, no entiendo qué espera para salir
─ Quizás no pueda, quizás por la misma razón por la que las almas no dejan el infierno, culpas, remordimientos, quien sabe lo que está pasando por su cabeza, pero creo que lo mejor sería que se quede donde está el mayor tiempo posible
─ Mejor para vos tal vez.
─ No lo digo por mi Uriel, de hecho lo digo por EL, y aunque te cueste creerlo lo digo por todos nosotros..
─ ¿Por el? ¿por nosotros? Este café debe de haber tenido algo más, porque no alcanzo a entender tu sentido del humor
─ Decime, ¿te paraste a mirar a tu alrededor? mirá a través de la ventana, ¿ves a alguien, preocupado o angustiado por su desaparición? ¿ves a alguien que siquiera se haya dado cuenta? No vas a encontrar a ninguno, los mortales van y vienen ocupados con sus vidas, le rezan, le piden cosas, le atribuyen milagros que no hizo, todos ignorantes y sin embargo ahí están.
─ ¿Estás tratando de decir que EL no hace falta?
─ Por mal que te pese, si es lo que trato de decir. No se si es porque EL hizo muy bien las cosas, o porque el universo buscó su propio equilibrio, pero éste sigue girando y el que nadie note la diferencia, sería un golpe realmente fuerte para alguien con tan baja autoestima. Imaginate estar ausente milenios, y al volver darte cuenta que nadie se percató que te habías ido.
─ Disculpame, pero no estoy de acuerdo con vos, nosotros sí nos dimos cuenta
─ Cierto, pero ustedes están sujetos a su voluntad, y aún así fueron capaces irse de su lado. Al final no se que es peor, ya una vez borró casi toda la vida de este planeta porque no estaba contento con lo que hacían lo humanos, no se si quiero imaginarme lo que haría esta vez.
   Uriel abrió la boca para contestarle, y realmente tenía ganas de hacerlo, pero la incisiva mirada de Miguel llamó su atención, conocía esa mirada, la podía leer como libro abierto debido a los largos siglos de combatir juntos, y sabía que lo que fuera que estuviera a punto de hacer, el no estaba de acuerdo, y aunque ya no estaban en el plano celestial, Miguel seguía siendo el mayor de los Arcángeles. Uriel se contuvo, y no dijo palabra alguna.
─ Bien, luego de las buenas noticias, creo que ya es hora de que emprenda la graciosa retirada. ─ Lucifer se levantó y se acomodó el sombrero ─ Ha  sido un gran placer charlar con ustedes.
─ Lamento no poder decir lo mismo ─ Respondió Uriel
─ También fue un placer Lucifer ─ Miguel trato de ser mas cortes en su respuesta, pero no pudo disimular cierto tono de fastidio.
   Lucifer rodeó la mesa y se disponía a dirigirse a la puerta, pero se detuvo y se volvió hacia los arcángeles
─ Por cierto, como ya les dije, tengo un modesto club cerca de todos lados, si alguna vez quieren pasar y tomar unos tragos, son bienvenidos, la casa invita.
─ Lo tendremos en cuenta ─ Dijo Miguel, Uriel ni se molesto en girarse.
   Lucifer se inclinó sosteniéndose el sombrero para saludarlos, se dio media vuelta y salio del bar.
─ Supongo que la próxima reunión la podríamos en su club ─ Bromeó Uriel
─ ¿Ahora te vuelve el sentido del humor?
─ Bueno, ya que ni siquiera tuvo la cortesía de pagar lo que pidió o dejar para la propina, por lo menos, que la próxima sea a sus expensas
─ No es conveniente estar en deuda con el diablo.

Miguel y Uriel se quedaron mucho tiempo en aquel bar, y hablaron sobre muchas cosas, y recordaron muchas otras. Pero lo que hablaron y recordaron son otras historias, y deberán ser contadas en otro momento.

Fin.

En Bengalí: চন্দ (Canda)

Notas:[1]: Leer The sandman #23 (Tomo Estacion de Nieblas)
[2],[3],[4]: http://es.wikipedia.org/wiki/Eternos_(The_Sandman)

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